lunes, 28 de febrero de 2011

“Lo humano detrás de la vida nocturna”


Teniendo en cuenta que los clubes nocturnos y clubes de strippers se han popularizado en Medellín, específicamente en el Centro, surge la idea de realizar una investigación para tener un acercamiento a las formas de vida, pensamientos y puntos de vista de las mujeres que tienen que vender su cuerpo, para encontrar el solvento económico, sacar a su familia adelante y desarrollar su vida en sociedad.
Las personas tienden a estigmatizar este tipo de conductas, a juzgar y a tildar a las trabajadoras sexuales como diferentes. Esto hace que las mujeres pierdan su identidad social, es decir, la forma de identificarse y de actuar en la sociedad. Por esta razón, se hizo fundamental, conocer los comportamientos y sentimientos de dichas mujeres más allá de su trabajo (motivo real de la estigmatización).

Con la realización de este trabajo, se pretende entonces, dar a conocer los roles alternos y las facetas no conocidas de las mujeres, que aparte de trabajar en la noche, son madres, hijas, esposas, amigas, novias, entre otras. Para la investigación, se tendrán en cuenta los testimonios presentados por tres trabajadoras sexuales de “Las Conejitas Grill Club” ubicado en el centro de la ciudad, diagonal al parque del Museo de Antioquia.

Dentro de la investigación de “la dualidad de las mujeres de los clubes nocturnos y los clubes de strippers” se propuso indagar sobre el entorno familiar, los sentimientos, las verdades, el trabajo y la percepción que toda una sociedad tiene sobre las mujeres que allí trabajan.

Como dice Anna Freixas en su texto “las prostitutas constituyen un grupo que padece una extrema estigmatización”. El estigma, según Goffman, es una marca o serial impuesta socialmente sobre las personas que sufren algún tipo de discriminación; es un atributo profundamente desacreditador que se le da a ciertas personas (homosexuales, pobres, discapacitados) en este caso, a las prostitutas.

Ese estigma (valga la redundancia) es un aspecto que influye fuertemente en la vida personal de las mujeres que se desempeñan en el negocio sexual. Por lo tanto, para comenzar a indagar sobre la incidencia de ese estigma en el estilo de vida de las trabajadoras sexuales, se hizo necesario ir a su lugar de trabajo para tener un primer acercamiento a ellas en su vida laboral (más adelante se especificará la entrada al entorno familiar de una de ellas).

El lugar

“Las Conejitas” es un bar adecuado para la danza erótica en el centro de la ciudad de Medellín. Las mujeres que trabajan allí, bailan en el escenario, se quitan su ropa ante los clientes del bar (generalmente hombres) y, si los clientes desean, le pueden pagar un “ratico”, a las mujeres que se quitan la ropa, donde tienen sexo con ellas. El “ratico” tiene una duración de media hora, los clientes deben cancelarle a las mujeres 50 mil pesos, de los cuales les quedan 40 mil libres (a ellas) porque la pieza (que quedan en la parte de arriba del bar) tiene el valor de 10 mil pesos y ellas se los tienen que pagar al administrador del bar.

Yarley, es una de las mujeres que trabajan allí, ella cuenta que en una noche buena pueden atender hasta a 6 hombres, por lo tanto ganan 240 mil esos días (generalmente son los fines de semana). Cuenta que en “Las Conejitas”, no les piden pruebas de salud, no les exigen horas de trabajo, lo único que les piden es la cédula. Su situación familiar ha sido inestable. Su mamá padece de Ludopatía (adicción al juego) y abandonó mucho su hogar por el juego. Su papá nunca la reconoció. Ahora tiene 3 hijos, uno de 16 años, uno de 9 y otro de 6. Vive sola con ellos en Villatina. Su hijo mayor sabe lo que ella hace y su mamá también, los dos lo aceptan. Tiene tres novios, los tres saben lo que ella hace y le ponen problema por eso. Todo lo anterior revela una inestabilidad afectiva muy alta.

Wendy Yuliet “La diabla”, es otra trabajadora sexual de “Las Conejitas”. Aunque no se presentó la oportunidad de visitar su hogar, comentó sus situaciones cotidianas. Tiene dos hijos de 3 y 5 años, los dos de diferentes padres. No quiso hablar de su intimidad familiar, afirmo: “yo no voy a hablar de esa perra de mi mamá”. Comenzó como trabajadora sexual por dinero dijo: “yo nací pobre pero pobre no me voy a morir”, afirma que se gana más de dos millones de pesos al mes. Dice que tal vez estudiaría pero que lo ve muy difícil. Dice que ella ya ni sabe qué personalidad tiene porque siempre actúa como los clientes requieran, “si me dicen que esté feliz, estoy feliz; si me piden que sea agresiva, soy agresiva”.

Estrella, también trabaja en “Las Conejitas”. Sus respuestas eran monosílabos (sí, no, de pronto…) por lo que se notaba una actitud algo reprimida e incómoda. Dice que no ha tenido malas experiencias en su trabajo con los clientes, que se conseguiría otro trabajo si pudiese, que también le trabaja a las mujeres y tiene una relación con una mujer, pues dijo: “las mujeres son más tiernas y estoy cansada de hacer todo lo que los hombres quieran, de fingir”.

“La Zarca”, fue otra trabajadora de “Las Conejitas” entrevistada. Ella dice que tiene cuatro hijos, se los cuida su mamá. Al papá lo mataron cuando ella era pequeña, a la mamá le tocó prostituirse para criar a sus 6 hermanos. Dice que le va muy bien en ese trabajo y que tiene un novio pero se mantiene bravo con ella por su trabajo.

Todas las historias familiares anteriores, revelan una situación común entre las trabajadoras sexuales del bar investigado: vidas afectivas y familiares inestables. Lo que remonta al texto de Anna Freizas, que dice que la prostitución se debe a tres factores: la falta de formación, la pobreza de la familia de origen y la ruptura de un proyecto inicial de tipo familiar básico; esas situaciones se pueden conjugar de diversas maneras para establecerlas en una posición débil en el mercado laboral y afectivo. José Gregorio, también comenta algunos determinantes que llevan a la prostitución:
1. Puede tener el nivel educativo bajo o nulo.
2. Puede tener su nivel socioeconómico medio o bajo totalmente.
3. Su familia de origen puede ser desintegrada o inestable.
4. Pudieron ser víctimas de abuso sexual.
5. Puede que se hayan marchado de la casa muy jóvenes y haber buscado un futuro con un hombre que no les ofrecía una estabilidad .
6. Simplemente lo hace por vengar consciente o inconscientemente todas sus frustraciones.

Pero esas situaciones cotidianas de aquellas mujeres, también llevan a otro tipo de conclusión, que el testimonio de José Gregorio ayuda a visualizar: “Ellas tienen ritmos de vida cotidianos; de estar organizadas, despachar los niños al colegio, de preparar la comida, antes de irse a lo que es la vida laboral. Eso muestra que hay un sentido humano detrás de cada uno de estos personajes. Tienen sus celebraciones de navidad, año nuevo, halloween. Ellas también tienen sus restricciones; desde lo religioso, por ejemplo, en Semana Santa, no se labora”.

Todos esos “vacíos” en la parte emocional, que tienen origen en sus hogares, hacen que, las trabajadoras sexuales, presenten dificultades para crear vínculos con personas ajenas a su trabajo, especialmente, en las relaciones de pareja, debido a que, esas parejas sentimentales, difícilmente son capaces de superar el estigma del trabajo sexual. Por eso, tienden a tener varias parejas (como Yarley) o a optar por otras opciones sexuales (como Estrella).

La “vida fácil”

Uno de los estigmas que la sociedad le atribuye a estas mujeres y a este tipo de trabajo, es que optan por la “vida fácil”. Esto lo corrobora el testimonio de Ofelia cano Suárez, una mujer de “buena casta” y de unos 64 años. Ella tiene un pensamiento conservador al respecto de la prostitución y dice que es la vida más indigna, más baja, todo porque las mujeres buscan dinero. Dice que optan por buscar el “dinero fácil”. Pero según Gregorio pasa todo lo contrario:

“Es una vida muy pesada por la carga emocional que conlleva, por el consumo de licor y de otras sustancias en algunas ocasiones. Eso genera una tendencia hacia lo depresivo, hacia la baja autoestima. En general todos aquellos individuos que viven de la noche, que se reúnen en ella y viven de ella, son estigmatizados, esto viene a partir del puritanismo, de mentalidades ultraconservadoras. Entonces, todos aquellos personajes que ocupan esos espacios son marcados como villanos, algunos dicen que son oficios facilistas que van en contra de los parámetros de la sociedad y la cultura, cuando en realidad es todo lo contrario”.

Además, no es una labor que vaya en contra de los parámetros de las sociedades urbanas porque la prostitución es una actividad necesaria para el esparcimiento de los mismos ciudadanos. Cómo dice José Gregorio: “Las grandes ciudades se introyectan en la noche precisamente para poder brindarle al ciudadano sus espacios de ocio, sus espacios para el descanso, para el disfrute, como válvulas de escape. O sea, siempre hemos encontrado que las culturas, desde que se fundan las primeras ciudades, han dejado para la noche el espacio de la socialización, es decir, los grupos de trabajadores que salen a hablar de lo que sucedió en el día o los que se encuentran cada ocho días para tener un reconocimiento como grupo.

Ese aprovechamiento máximo de la noche, en consecuencia, ha sido parte fundamental de lo que implica el ser en la ciudad, o sea, el “ser urbano”, el hombre en la ciudad. Los centros de las ciudades, tienen en la noche, su espacio vital, lo que quiere decir que la ciudad palpita, la ciudad vive la noche. Cuando una ciudad se cierra en la noche, cuando se pierde ese espacio, el ciudadano también pierde los espacios para el disfrute, para el goce, y por ende vamos a tener una sociedad “enferma”, al no poder desfogar todo ese cúmulo de energía y eso desemboca en una ciudad más caótica, más reprimida en todos los sentidos”.

Por consiguiente es una actividad necesaria que siempre ha existido y siempre existirá. Lo importante, entonces, es propiciar un mejor acompañamiento a este tipo de labores por parte del Estado, por ejemplo. Ese pensamiento, se fundamenta en el testimonio de un abogado penalista (que por razones personales no quiso decir su nombre): “No me parece que sea una vida fácil, es una vida supremamente difícil, que debería tener más protección y servicio porque es una trabajo que no van a erradicar ni ahora, ni nunca. Es una profesión muy necesaria como actividad, incluso económica, de las personas que se dedican a ella. Es de una u otra manera, lo que se diría desde la psicología, una “parafilia”. Las parafilias, determinan ese tipo de desviación sexual, ese tipo de comportamientos, que se aparta de los lineamientos determinados por la sociedad. Considero que el gobierno debe acompañar y dar más protección en cuanto a enfermedades, control y demás porque esos aspectos se convierten en un riesgo para la comunidad y para las personas que utilizan el servicio y quienes prestan el servicio. Los sujetos que participan en estas actividades, generalmente son de bajos recursos y por lo tanto, se enferman y siguen trabajando logrando contaminar a una gran parte de la población teniendo una muerte delictiva y sin ningún tipo de acompañamiento del Estado, ni tratamiento, ni hospitalización, ni calidad de vida”.

El abogado, también comenta que la prostitución en sí no es delito, que lo sancionable es la explotación que hacen terceros de esas mujeres. En el texto de José Gregorio “Un acercamiento a la prostitución”, se hace referencia al aspecto mencionado: “La prostitución, según el artículo 179 del Código Nacional de Policía, no es punible por sí mismo. Y el Código de Policía de Antioquia en su artículo 38 dice que la prostitución no constituye contravención, esto quiere decir que a la prostituta como tal no se le puede encarcelar por ejercer este oficio, pero si a quien la empuje a realizarlo. Se tiene en cuenta que solamente pueden ejercer la prostitución aquellas personas que siendo adultas tomen la determinación de hacerlo ante la imposibilidad de encontrar otras formas de laborar”.


Vida personal V.S vida laboral

“Cuando hay una discrepancia entre lo que los demás piensa de ellas y la realidad de lo que ellas son, esa diferencia daña su identidad social; las aísla de la sociedad y de sí mismas, de modo que pasa a ser una persona desacreditada frente a un mundo que no las acepta”
Estigma,E.Goffman.

La frase anterior, hace alusión a uno de los temas más importantes de esta investigación, el conflicto que viven estas mujeres al enfrentarse a un mundo que, en su mayoría, las segrega.

Ellas logran minimizar un poco ese estigma como lo plantea Anna Freixas en su artículo: “Las mujeres destacan los aspectos positivos de la prostitución: la independencia, la autonomía personal y económica que el oficio proporciona, y lo presentan como un trabajo que requiere profesionalización y la capacidad de saber separar la identidad laboral y la identidad personal, con el fin de superar, en cierto modo, el estigma”.

Y eso se aplica al caso de las mujeres de “Las Conejitas” porque, según las respuestas de ellas mismas, Logra hacerse una separación de lo que es el trabajo y la vida familiar, ellas asumen esos dos roles, es difícil, pero en eso radica la profesionalidad. Asumen su rol como actrices y artistas, dicen ellas.

Otro aspecto importante para tener en cuenta está consignado en el texto “Un acercamiento a las prostitutas”: Hoy día existe la expresión de que la profesión femenina más antigua del mundo es la prostitución. Sin embargo ello entra totalmente en contradicción con la arqueología y los mitos legados en todas las culturas. Ya que las más arcaicas obras de arte de humanos, nos muestra exclusivamente a mujeres ejerciendo las más nobles profesiones. Y los más arcaicos mitos, adjudican a las Diosas el invento de innumerables oficios. Con el tiempo el varón, en su deseo de subordinar aún más a la mujer, terminó reprobando la única función de la que el no podía apropiarse y sí beneficiarse.

La prostitución, por ende, tiene que ser vista como un resultado de las actitudes de toda una sociedad, no de un grupo de personas que lucha por sobrevivir y establecerse en la sociedad para mantenerse a ellas mismas o a una familia con necesidades similares y a veces con más exigencias”.


Conclusión

La prostitución, como dice Anna Freixas, es una actividad a la que las mujeres recurren para solucionar problemas como carencias económicas, problemas de trabajo, rechazo familiar o soledad. Desde ese punto de vista, es vivida más como un recurso multifuncional que como un problema en sí misma. Las trabajadoras sexuales separan su trabajo de sus situaciones cotidianas, para poder convivir más tranquilas dentro de una sociedad que estigmatiza fuertemente su labor, haciendo que, en ocasiones, ellas mismas se sientan marginadas y desvinculadas con su identidad.
Ahora, son seres humanos los que trabajan en esos lugares, son seres comunes y corrientes que desarrollan una labor nocturna. Tienen trastocado todo el tema de la cotidianidad, como lo manejan el resto de las personas que realizan otro tipo de trabajos. Pero, poniéndolas al lado de los otros, no habría forma de diferenciarlas. La misma sociedad es la que pone ese tipo de marcas y de estigmatizaciones a partir de una mirada moralista, segregacionista.

Lo que siempre se ha pedido ante la sociedad, son ciertos criterios de respeto hacia este tipo de trabajos que, aunque no permitan la dignificación del individuo, son opciones muy respetables y tampoco se está atentando contra la integridad física de la persona. Se trata de que la sociedad reconozca que, si no ha podido generar los espacios dignos de trabajo, entonces que deje trabajar.









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